Abstract: Luis Alberto Cristi Cerón, later known as Don Alberto, was born in Santiago in November 1897 during the civil war, and the establishment of the first national civil registry in 1890. His mother, Rosa Ceron Orellana, was single and possibly had other children as well.  She died before the first centenary of the Republic in 1910. His father, Carlos Rafael Cristi Prado (1871-1941), was the son of an Irish migrant mother and had Spanish grandparents. In 1900, He married Elvira Echeverría Fernández.

 Alberto was raised by his maternal uncle, Tomás Cerón Orellana, after the death of his mother. During the Republic's early days, Alberto began working at a young age on the Prado Urizar (Poett) estates alongside his father.  However, his father lost his inherited fortune at the racetrack, prompting Alberto to move to downtown Santiago, where he found employment in food and beverage establishments around the Plaza de Armas at the beginning of the 20th century. 

 At the end of the 1920s, he met Marina Pizarro, born in Mejillones in January 1908 and passed away in the United States in December 2002. Marina was of Spanish and French descent; her father's surname was Codorniu, and her mother was Amalia Dubó Pizarro (daughter of Carmen Valencia Pizarro). After losing her mother at a young age, she was raised by her maternal uncle, Pedro Dubó Pizarro, in Santiago. Marina remembered having a half-sister named Berta Valencia and a brother named Carlos. With Alberto, they had four children: Luis Alberto, Jorge Enrique, Sara del Carmen, and Marina Angélica, all of whom bore the last name Cristi Pizarro. In May 2023, Jorge Enrique Cristi Pizarro celebrated his 50th anniversary as a Chilean migrant in California.

 Alberto Cristi Cerón and Marina Pizarro, both lacking resources, family support, and formal education, were Chilean patriots who, amid the socialist and republican militias of 1934 and at the onset of the Second World War, which would bring more migrants to Chile, established La Gallina eatery. This establishment was located at Merced 860 in the historic Casa Colorada of Santiago, Chile, until 1977. Now a historic museum, reopened in 2024.

A finales de la década de 1920, Luis Alberto Cristi Cerón y Marina del Carmen Pizarro trabajaban en el centro de Santiago.  La madre de Alberto se recuerda cómo Rosa (podría ser Rosa Adelaida) Cerón Orellana (1866-1899).  El padre de Alberto fue Carlos Cristi Prado (1871-1941), quien lo llevó a trabajar en las tierras de la familia Prado Urizar. La abuela paterna de Alberto fue Elena Prado Poett, 1854-1898.  Cuando Alberto tiene tres años, su padre Carlos se casa con Elvira Echeverría Fernández y después de un tiempo lo deja con su tío abuelo materno (Jose) Tomás Cerón.   

La adolescencia de Alberto se remonta al primer centenario de la República, el establecimiento del registro civil, y seguido por la Primera Guerra Mundial y la epidemia sanitaria desatada por la gripe española.  Alberto pasó su juventud en el campo como huaso chileno, monta caballos y conoce el centro de Santiago, un lugar de encuentro e información sobre lo que ocurría en el mundo.  Aprende a tocar el acordeón y trabaja en restaurantes en la Plaza de Armas.  En 1925, cuando él estaba trabajando en un restaurante en el que hoy se encuentra El Faisan D’Or (est 1926) y el Marco Polo (est 1954) situados al costado de la Catedral de Santiago, cuando conoció a Marina. 

 La madre (Amalia Dubó Pizarro, hija de Carmen Valencia Pizarro) de Marina Pizarro también falleció cuando era pequeña y la cría su tío abuelo materno, Pedro Dubo Pizarro (su padre no la reconoce con el apellido Codorniu) Marina Pizarro nació en Mejillones en enero de 1908 y falleció en los Estados Unidos en diciembre del 2003.  Marina era descendiente de españoles y al perder su madre a temprana edad, fue criada por su tío materno Pedro en Santiago. Marina recuerda una media hermana llamada Berta Valencia, y un hermano llamado Carlos.  Marina entre 1924-1930 trabajo en una confitería y fábrica de chocolates y dulces llamada “La Europea” y los entregaba en el centro de Santiago cuando conoció a Alberto (cuentan que la conquistó con sus ojos azules y tocando el acordeón). Ella conecta a Alberto con negocios de confites y pasteles, y con Don Armando de Ramón, dueño de una pastelería en la Casa Colorada, quien estaba interesado en vender para irse al campo en su parcela de Curacaví.  Marina también invierte en una pequeña confitería en un pasaje de la calle Huérfanos durante su juventud.